21 jun 2014
Encuentro con Capucine
Por E.V.M. y Stephen Terry
La finca es muy grande y está en las afueras de Barcelona. La rodean majestuosos jardines, idóneos para rodar una película.
Vicente Aranda rueda aquí, con Capucine de protagonista, El Cadáver Exquisito/Las Crueles (1969), su segundo film.
Cuando llego, Teresa Gimpera -que es algo así como una co-starring de la película- evoluciona alrededor de una fuente de la casa, perseguida por los flashes de Colita.
Pregunto por Capucine y me dicen que aún no ha llegado. Aranda me habla de ella:
- Estoy muy satisfecho de su actuación hasta el momento. Da muy bien el papel y tiene gran conciencia profesional. Fue una suerte que, a última hora, le rescindiéramos el contrato a Anita Ekberg.
Alguien comenta muy cerca de mí la noticia de que la Gimpera va a rodar un film con Hitchcock.
Me cuentan que hasta ahora las escenas que Capucine ha rodado pasan todas dentro de un D.S. negro y que en todas va vestida de la misma forma: traje negro, sombrero negro, zapatos negros.
El D.S. está en un rincón del jardín y en torno a él toda clase de técnicos preparando las próximas secuencias que, por lo visto, también van a rodarse dentro del coche. Cerca de él, su propietaria, una joven francesa que vigila meticulosamente que el bólido salga indemne de esta su primera aventura cinematográfica.
Pienso entretanto en Capucine y en el estilo "esfinge" de hace unos años que ella puso de moda. Era la época en que triunfaba el misterio femenino: figura estilizada, rostro de expresión glacial, pose de gran dama. Todo lo que hoy parece definitivamente desterrado a juzgar por modelos como Twiggy, Dorothy McGowan and Co.
Diez minutos después llega Capucine.
Ser modelo no le gustaba
- Existe mucha confusión acerca de mis comienzos artísticos. Muchos piensan que yo era una modelo que jamás había pensado en hacer cine. Todo lo contrario. Si pasaba por la tortura diaria de posar como modelo era con un fin estricto y bien claro: poder llegar algún día a hacer cine. Por eso cuando me surgió la oportunidad de hacer un film sobre la vida de Listz al lado de Dirk Bogarde creí desmayarme de alegría. El cine es mi única afición. Significa mucho en mi vida. De mi primera película recuerdo muchas cosas agradables. Trabajamos en un clima muy confortable y Bogarde fue un compañero excepcional, además de un gran actor.
- Usted es un claro antecedente de las "cover-girls" actuales que se pasan al cine. ¿Se da cuenta de esto?
- Sí, de acuerdo. Pero ya le digo que a mi ser modelo no me divertía nada, que apenas me gustaba, que lo que yo quería era hacer cine y no paré hasta lograrlo.
William Holden, un tema tabú
- Hice luego un film con John Wayne, otro con Jane Fonda que creo que aquí tuvo mucho éxito y se llamaba Walk on the Wild Side (Edward Dmytryk, 1962), luego otro sobre la vida de Miguel Strogoff al lado de Curd Jurgens...Siempre en América. Reconozco las limitaciones de aquellas latitudes, pero también hay que decir en su defensa que Hollywood es fascinante. Después del Miguel Strogoff que los productores se empeñaron en que debía hacerlo porque tenía -según ellos- un rostro eminentemente ruso, me llamaron para ir a rodar El león (Jack Cardiff, 1962), film que se rodó integramente en Africa. Mi partner: William Holden.
En el rodaje de El león surgió el romance entre Holden y Capucine. El actor se separó de su mujer y dejó su familia por Capucine. Pero aquella historia de amor no prosperó. Le digo a Capucine si buenamente puede explicarme algo de todo aquello.
Capucine se pone seria. Su rostro de expresión glacial se conmueve. Parece molesta.
- Prefiero no tocar el tema. Pertenece a lo más íntimo de mi vida privada. Pasemos a otra cosa, por favor.
Un papel de mujer enigmática
- ¿Mi papel en esta película? Soy una mujer misteriosa que se dedica a incordiar a un hombre que había sido el amante de una amiga suya que ha muerto por culpa de él. Le envío paquetes con los restos humanos de mi amiga. Un argumento macabro, como puede apreciar. Me gusta mucho la historia. Creo que está llena de sugerencias y matices muy interesantes.
Ha estado enferma dos años
La apoteosis de Capucine como actriz coincide con la época en que rodó, a las órdenes de Clive Donner, What's New, Pussycat? (1965).
- Donner es un director fabuloso, muy imaginativo. Inventa sobre la marcha, en el mismo plató. A la vez, paradójicamte, es un director metódico. Es curioso. Guardo un gran recuerdo de Peter Sellers, que es uno de los compañeros mas excepcionales que he tenido.
- ¿Cuál cree que es el mejor film que ha interpretado hasta el momento?
- Estoy muy contenta de todos los que he hecho hasta el momento. No me arrepiento de ninguno.
- En los últimos tiempos apenas nos llegaron noticias de Capucine. ¿Cómo es que no ha rodado nada ultimamente?
Piensa un segundo la respuesta.
- He estado enferma durante dos años, esto explica mi silencio.
Después de esto la espera Fellini
Aranda da instrucciones para comenzar a rodar. Vienen a buscar a Capucine para que se maquille. Son las cinco de la tarde y empieza a decaer la luz.
Hablamos de sus proyectos:
- Soy muy supersticiosa y creo que si digo "voy a hacer tal cosa o tal otra" luego dejo de hacerlas. De todos modos, puesto que ya lo sabe, le confirmo la noticia: Fellini me ha llamado para intervenir en Satyricon (1969), su próxima película. Creo que para mí es una buena oportunidad para rehacer mi carrera profesional. Tengo gran ilusión por volver a hacer cine. En ese sentido, nunca olvidaré el rodaje de esta película en Barcelona que me está ayudando mucho a volver a coger confianza en mi misma.
La llaman de nuevo para que vaya a maquillarse.
The End
Al poco rato, Capucine, vestida impecablemente de negro, sube al D.S. y observa atentamente las indicaciones de Aranda.
Viene Gimpera y se despide de todo el mundo. Ha terminado su trabajo del día. Se va.
Los preparativos para rodar la escena son lentos. Por fin, se filma. Capucine se muestra muy convincente con una gran seguridad interpretativa. A su lado, Estrada, sentado en el coche, pone cara de amargado, por lógicos imperativos de su papel. Debe pensar que recibir un paquete diario de restos humanos no es nada agradable.
La propietaria del D.S. continúa velando por su coche. A su lado está una chica inglesa que me dicen que es la doble de todas las actrices que intervienen en el film.
Antes de marcharme descubro, con sorpresa, que, en la película, Capucine tiene un brazo ortopédico.
(Revista Fotogramas, 1968)
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