14 jul 2013

Misión: destruir a James Bond


La mujer de la fotografía se llama Uta Attwood y es relaciones públicas de profesión. Trabaja por cuenta de James Bond, ¡perdón!, de Sean Connery, el cual le ha encomendado una extraña misión: recorrer el mundo destruyendo la leyenda del héroe que le ha hecho famoso. Harto de que le confundan con su personaje, Sean ha contratado a Uta para que de ruedas de prensa por todas partes alabando sus virtudes como marido y padre.
¿Se imaginan ustedes a James Bond cocinando, enfundado en un delantal? ¿Y jugando con sus hijos, Jason y Diane?- nos dice Uta-. Pues sepan que Mister Connery es un excelente cocinero. Cuando tiene tiempo prepara platos que luego él mismo lava. Y pasa dos horas diarias jugando con sus hijos.
¡Cuán lejos queda esa imagen de Sean Connery de la que nos da bajo la personalidad de James Bond! ¿Verdad, lector? Pues Uta no para ahí y prosigue.
Naturalmente, en las escenas peligrosas Mister Connery es doblado. En realidad él es un intelectual, un hombre gentil y sensible y, aunque quisiera, el productor no le permitiría rodar escenas peligrosas, ya que si sufriera un accidente, la película quedaría paralizada y el productor perdería mucho dinero.
Total, que Sean Connery es blando como la mantequilla, y esto de hacerse el duro lo deja para la ficción. El parecido entre él y el personaje es, como suele decirse, puramente casual. Esto es lo que intenta hacernos comprender Uta Attwood.
Después de Tucson, Uta irá a explicar todas estas cosas a los franceses, los ingleses, los norteamericanos, los japoneses, los rusos, y quien sabe si llegara hasta Marte. Porque Sean Connery no repara en gastos con tal de librarse de ese fantasma llamado James Bond que, según parece, lo persigue hasta en sus sueños.
(Bolero Film, 1967)

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